Juan Alaye

Juan Alaye, estudiante de sociología, a los 23 años de edad escribió en la página número 68 de su diario, el 20 de septiembre de 2003, un pensamiento que irremediablemente había pasado por su cabeza la noche anterior. Compartía en la calle una cerveza con sus amigos cuando esta idea le atacó:

“El destino es algo cruel, lo sé. Jamás podré vencerlo. Lo he intentado durante varios años. Me levantaba todos los días con intención de burlarlo. Llegué a seguir la misma rutina todos los días intentando ver si de esa forma las cosas saldrían a mi manera. Usé la misma ropa los días clave. Leí el mismo diario durante meses. Pero jamás llegué a dominar al destino. Puesto que las cábalas son eso, un pretensión del ser humano de ir en contra de su destino, de luchar contra lo que le puede suceder. Yo no lo pude hacer. Me quedé encerrado en un sin fin de cábalas, en un laberinto intrincado de significados que se fueron perdiendo con el tiempo y que terminaron por sofocarme.

Hoy, luego de pasar una juventud arruinada por mi locura, sí puedo concluir que en cierta medida controlé mi destino. Pero no esa moira que todos conocemos, sino una moira espiritual, una más personal. Acabé por conocerla perfectamente y la dominé tanto que me asqueó. Conocía cada movimiento que debía hacer. Cada bocanada de aire que debía aspirar. Cada dolor que debía padecer. Y sin embargo, seguí siendo tan incompleto como siempre. Hoy me despido de esta lucha con una sola idea: que el destino me lleve flotando como lleva el mar al cadáver de una persona a la deriva”.

¿Transculturación?

Kalifornia

Una de las cosa que más me llama la atención de la película Terminator es que aunque viene del futuro, donde logramos hacer un robot con inteligencia artificial y capacidad de razonamiento, usa, sin ánimo a sentirse un primitivo, las armas de la época. Rifles, escopetas, lo que sea. Y las maneja perfectamente. ¿No debería estar disparando armas que hacen ruidos raros y disparan rayos colores? ¿O por lo menos un sable láser?

Sin embargo, en el medio de la película, cuando el protagonista larga unas lágrimas, el Terminator no entiende por qué la gente llora. Sí, Cameron, me la creo.

Felicitations y Thankius

Esta semana, varios amigos han logrado varias victorias personales: G., S., L., muchas felicitaciones para ustedes. Me siento orgulloso de poder tenerlos como amigos. Y no está de menos agradecer a L. y E. por seguir soportándome y a P., P. y a P., que cada vez sacan una sonrisa de mí.

P.D.: Las iniciales son para no herir sensibilidades.

Hipertextualidad

Cristina mandó su último mensaje de texto unos minutos antes de despegar del aeropuerto de Barajas, el miércoles 20 de agosto de 2008. "íbamos a despegar y hemos tenido que dar la vuelta por un problema del avión...así que estamos en Barajas, no se si nos sacarán del avión". El avión caía segundos después de despegar.

Me pregunto qué hará esa madre con el mensaje de Cristina. ¿Cómo hacer para despegarse de ese recuerdo inesperado que le regaló la tecnología? ¿Podrá algún día borrar ese mensaje? ¿Acaso no es injusto que la última conexión que le quede con su hija sea este tipo de inmaterialidad? Me dirán que los recuerdos son inmateriales. Me dirán que esta madre siempre tendrá en su memoria la cara de su hija. ¿Pero no es acaso mejor tener un recuerdo eternamente guardado en nuestra cabeza, que conservarlo en un pequeño dispositivo móvil?

Lo siento mucho por esta madre. Son esos momentos en que uno desea que la red se sature. Que nunca llegue nada. Pero nosotros nos la buscamos. Y en definitiva, todo es para que estemos más tranquilos. A veces, la tecnología puede ser muy injusta. Ctrl. Alt. Supr.

Fuente

Un ensayo que presentó hace unas semanas el ex académico Lucas von Vandren (no me parece pertinente traer a colación las razones de su expulsión de la academia) sacudió nuevamente el ámbito erudito de las letras.

Von Vandren, quién sabe si por rencor o por odio a sus colegas (o ex colegas, reitero, no quiero caminar caminos escabrosos), había publicado varios ensayos y dictado decenas de conferencias dinamitando la Real Academia. En estas últimas semanas se había convertido en un divulgador de intimidades escandalosas que chocaban directamente a miembros prestigiosos. Desde peleas entre el catedrático de la letra S y Z. A luchas burocráticas entre el de la H con el de la G. Incluso peleas de poder entre el de la A y la B (supongo que éstas dos últimas se referían a un tema de jerarquía). Me llegó de buena fuente que hasta reveló un escándalo sexual que involucraba a los académicos de la L y U (el prefería señalar “l” minúscula).

Pero en este último ensayo, y para sorpresa de muchos, Von Vandren, lejos de ese rencor que le había hecho despotricar contra sus colegas (o ex colegas), se limitó a una exposición teórica que nada tenía que ver con sus últimas afirmaciones. Sus notas, desordenadas como siempre, arremetían contra letra Q. Páginas y páginas dedicadas simplemente a hundir a la letra y a lo que, según Von Vandren, “todo lo escaso que ésta representa”. Las últimas líneas del ensayo eran claras: “la letra Q no ha ganado nada en los últimos siglos. Su forma y función en nuestra legua es tan primitiva y simple que me tienta la idea de pensar que su lugar en el alfabeto debería ser cambiado. ¿Acaso esta letra ha conseguido más que la W o la Z? Claro que no. No me desagradaría pensar que ese es el lugar natural de la letra, al final del alfabeto”.

Muchos no descartan que estas afirmaciones siguen la línea de ataques rencorosos que pronunció el ex catedrático últimamente. Posiblemente alguna venganza política o una escena de celos con la académica de la letra Q.

Primera noche

Los gritos de los soldados resonaron en los estrechos corredores. Todo era gris en el cuarto. Mi madre nos dio una miga de pan a cada uno. Mi padre nos besó en la frente y nos pidió que tragáramos. Yo fui el último en deglutir la miga. Me costó pasar por la garganta el grueso bocado. Hice fuerza y finalmente sentí el peso en el estómago. Miré a mi hermana y le dije que la quería. Mi abuela hizo el esfuerzo y no pudo tragar. ¿Y si nos escapáramos? ¿Y si existiera alguna forma de irnos de aquí? Sería posible encontrar una cloaca y escapar entre la mierda. Podríamos huir junto con las ratas. Llegar hasta el campo y luego, con los amigos de mi padre, escapar del país. Comenzaríamos de nuevo. Viviríamos en el campo. Yo me ocuparía de las vacas y ayudaría a mi padre con el trabajo de carpintería. Mi madre trabajaría con mi hermana tejiendo ropa. Mi abuela las supervisaría. Pasaríamos el domingo juntos, hablando de cómo nuestras vidas son mejores y de cómo nunca volveremos. Cenaríamos un gran pollo asado. Tomando jugo de naranja. Jugo de naranja. Justo cuando mi madre me servía jugo, el primer soldado entró a la habitación.

Fotos

Más que por su redacción extravagante, la noticia me conquistó por lo seria que parecía ser presentada en el medio. A todos nos puede pasar que nos publiquen fotos que no queremos, por eso, debemos recurrir a la prensa escrita:

La ex cola Reff, Floppy Tesouro, había hecho una producción fotográfica para una revista de alto voltaje. Dueña de unos atributos destacables, no dudó en posar para la publicación de una revista masculina “hot”.

Floppy habría pedido esclarecidamente que no publicaran fotos suyas donde se le viesen los pezones. Sin embargo, la revista hizo oídos sordos a la petición y decidió imprimir igualmente las fotografías.

Por otro lado, el club de fans de Floppy, los “Floppytos”, prometió tomar medidas sobre el asunto y hacer todo lo posible para que se escuche el reclamo de la ex Gran Hermano.

PRIMICIAS YA (http://www.primiciasya.com/despliegue.php?idnoticia=2208)

Último momento: un chino voló

Estamos en el horno. Pónganse a llorar todos. Lo vi en la tele, ergo, pasó de verdad: los chinos pueden volar. Sí, los chinos vuelan. Ya está, estos muchachitos quedaron a un paso de pasarnos por en cima. Todos escuchamos que si todos los chinos se ponían a saltar al mismo tiempo sacaban de eje de rotación a la tierra. Bueno, acá hay algo peor. Miles y miles de chinos volando como abejas hacia usted. Yo tengo miedo.

P.D.: Los chinos se quejaban de la contaminación, ¿pero vieron cómo quemaba la antorcha olímpica? Con ese humito, en un par de días, no se ve nada.

Blanca irradiante

No recuerdo si ya lo comenté y disculpen si soy reiterativo en conceptos, pero debo referirme, o volver a referirme, a lo poco atractivo que resulta para mí una mujer vestida de novia. La mujer lista para acercarse al altar, no siendo este último acto condicionante de mi desencanto –aunque podría serlo-, resulta absolutamente desorotizante para mí.

La abundancia en maquillaje es uno de los problemas. Kilos y kilos, una capa gruesa de revoque que forma una buena base que perfectamente podría tomarse como una piel más, sólo me ayuda a perderme la cara de la novia.

Otro problema podría ser el escote. Ahora cuando hablamos de escote, debe ser un escote. Un escote, por lo que llamamos escote –discúlpenme por repetir la palabra-, tiene la condición fundamental de atraer la mirada del hombre. Debe mostrar. Nada de arrimarse un poquito. Mostrar. Cuando el escote se pone caprichoso y asoma poco, es decir, muestra poco, ya no es escote.

La producción en el vestido tampoco ayuda. Toda esa pomposidad, el blanco que encandila hasta a los camarógrafos, y la cola. ¿Por qué tan larga esa cola? ¿Es necesario? Pienso que cuando la cola del vestido se empieza a trancar en su camino, no es una buena señal, algo va a salir mal.

- Qué linda está la novia, ¿no? –dice mi madre.
- No, la verdad que no.

La muerte de un traidor

Se fue Aleksandr Solzhenitsyn, autor del libro Archipiélago Gulag (que no leí) donde narra las calamidades de los campos de tortura soviéticos. Sólo tengo para decir que me alegra saber que pudo morir en su patria reconocido y no en el exilio como traidor.

Niños cantores

Mantengo una perturbante obsesión por el sorteo del kini. No por cábala ni fanatismo particular, sino por la intriga que me genera el niño cantor. ¿Cómo se llega a ser niño cantor? ¿Existe alguna facultad de niños cantores? ¿Alguien en su sana existencia confiesa en una cena familiar “quiero ser niño cantor”? ¿Cómo llegan los niños cantores hasta el sorteo del kini? ¿Es el kini un nido de niños cantores? ¿Sólo existen en Uruguay los niños cantores? ¿Acaso nos podríamos transformar en un país exportador de niños cantores? ¿Formaría esto parte del denominado país productivo? ¿Es Homero Rodríguez Tabeira, conductor del Kini, el Michael Jackson de los niños cantores?

Cosas que sólo Rodríguez Tabeira podrá contestarme, cuando me lo cruce en el infierno.